Es tan tarde. Dónde fuiste,
avanzaste, viejo barrio.
Si por la línea del tren te conocía,
ahora ni por vagón te diferencio.
La estación gris del cementerio abre los brazos.
Dónde más podrías esconderte.
No me queda más cuerpo.
Ahí me lleva la noche.
Apareces frente a mí con esa luz roja.
Eres un portón que nadie abre y nada cuida,
has muerto, lo sé, no necesito corroborarlo.
Te dejé tal cual: entrejunto, en el sector sur.
He sido yo, recuerdo.
He construido hacia el oriente.
Levanté torres que cierran el valle.
Te quité mis ríos,
mis bosques,
mis aves para dejarte seco.
No quería volver a verte.
Lo olvidaré, seguro.
Y seguiré buscándote.
Padre
has bifurcado las avenidas
de mi ciudad vacía.
Llevas a un nido de ratas.
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