18 abril 2009

He deseado que los poemas me esquiven estos meses, que se hagan los huevones cuando nos vemos las caras. En esa incomodidad tan provocada y tan provechosa, retrocedí dos pasos y avancé uno. He aquí mi versión:
1 adelante: recuperé las ganas de escribirme solo, sin mentiras y con muchas.
2 atrás: ya no leo y ya no escucho esos hermosos poemas de Metro andando.

¿qué hacer?

Así, a la rápida: menos poesía y más poemas; menos que decir y, por lo mismo, menos que callar.

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